Crucé la frontera hacia el más allá por inercia. No se parecía en absoluto a lo que imaginé hasta entonces: hacía frío, eché en falta ropas de abrigo, mi viejo gorro y unas notas de cariño. Era todo un fundido en negro, pero éramos. Sólo contaba con la imaginación y los recuerdos como armas para afrontar el vacío absoluto, mas estaba dispuesto a ello. Sin embargo, se perdieron las evocaciones; sin pasado, ni presente hasta los sueños eran niebla. Ahora entiendo todo: somos instante.
domingo, 13 de diciembre de 2020
viernes, 6 de noviembre de 2020
Mirall trencat
miércoles, 28 de octubre de 2020
El triciclo
Es tan fresca y vibrante la sensación del rocío cubriendo mi manillar. Los pájaros y periquitos del parque no paran de cantar. Curiosa batalla; no llevará a ningún sitio, pero aún así es la rutina de cada amanecer. Espero que pronto brille fuerte el sol y seque el sillín, nunca se sabe cuando volverá el pequeño Tim.
Ya pasó la mañana y sólo gente paseando, alguna anciana alimentando a las dichosas palomas. Esos pequeños monstruos voladores que día sí, día también acaban posándose sobre mí para dejar sus excrementos como esos falsos grafiteros que sólo dibujan un mal garabato o algo obsceno y ofensivo en cualquier lugar.
Otra tarde más se acaba y no hay rastro de Tim. Tocará pasar otra noche a la intemperie, a la merced de cualquier vándalo que se lleve una pieza más para malvender, como mis añorados pedales con reflectante. Empieza a hacer frío y los árboles pierden sus hojas; creo que debemos estar en otoño. El parque se ha vaciado tan pronto...
Por fin despunta el sol, las sombras juegan al escondite con los árboles y bancos. Lástima que mi sillín no pueda verlo, le hacía mucha gracia este momento del día. Le deseo lo mejor en su nueva vida. Aquí cada vez quedamos menos piezas y ¡el maldito Tim sin aparecer!
martes, 27 de octubre de 2020
La dama blanca
miércoles, 27 de mayo de 2020
La gruta
miércoles, 15 de abril de 2020
Ensayos para Haikus.
domingo, 5 de abril de 2020
Pagafantas
jueves, 2 de abril de 2020
Si te vas
si en mis noches hace tiempo
que no hay mar
y camino ciego, como pez abisal.
Para qué inventar nuevos mundos
si al final siempre me pierdo
en el mismo bulevar
y camino ciego, como pez abisal.
Para qué pedir a Virgilio
un mapa que me guíe por los infiernos
si no hay fronteras entre el bien y el mal
y camino ciego, como pez abisal.
Para qué buscar brasas
entre las cenizas ásperas
si no hay fuego que vaya a crepitar
y camino ciego, como pez abisal.
Para qué ponerte nombre
si con rostros distintos
dejas mis entrañas
y mis manos
vacías
de
ti.