Cuando por fin regresó a Nunca Jamás, las tramas habían cambiado: los niños habían dejado de serlo, pero seguían aún más perdidos; el Capitán Garfio terriblemente cayó en la trampa del cocodrilo; y Wendy ya no era más que un dulce y lejano recuerdo. Y las estrellas se fueron alejando tanto del firmamento, que ni todo el polvo de hadas pudo devolverle la cándida esperanza de volver a soñar...
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