Nada espero de ti,
nada discrepo:
ni la fuga a hurtadillas,
ni tu silencio.
Nada espero de ti,
nada aderezo:
ni fue más que una osadía,
ni una insolencia menos.
Nada espero de ti,
nada muestro:
ni un ápice de nostalgia,
ni un cómico aspaviento.
Nada espero de ti,
nada pretendo:
ni cambiar el devenir de tu vida,
ni pasearme entre tus sueños.
Nada espero de ti,
nada amedrento:
ni las lejanas sonrisas,
ni las cenizas esparcidas al viento.
Nada espero de ti,
nada quiero:
ni una triste despedida,
ni un acalorado beso.
Nada espero de ti,
nada anhelo:
salvo que seas risueña y feliz;
salvo que te expandas
más allá
de los lindes del tiempo.
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