El tono de su piel fue palideciendo, paulatinamente. Apenas le quedaba un hilo de voz en la garganta; apenas una lámpara de sombras por ideas, en su mirada. Tal vez por eso no contestó a ninguna de las preguntas que, inquisitivamente, le formulaban desde el exterior de su linda cabecita, que como una caja envuelta en papel de regalo, aguardaba impaciente a que alguien la descubriera. Adiós al muñeco de nieve, que en las noches de risas abría paso a miradas pícaras; adiós al bastón de caramelo, que mordía, seductora, las vísperas, cuando ya se quedaban a solas; adiós a la sangre que termorregulaba sus venas. Adiós a la vida, aunque la otra, sin ángel ni corona, poco o nada la ilusionaba.
domingo, 3 de diciembre de 2017
viernes, 1 de diciembre de 2017
En bandeja de plata
Qué bonito sería, que todas las noches te contara uno de esos cuentos tan malos que te hacían reír, pero ya estamos en otro plano: el de dejar sobre la mesita de noche el manual de instrucciones de la magia. Y el caso es que de nada sirve, pues con el paso del tiempo hemos ido perdiendo esas piezas que parecían insignificantes y que hoy ya no nos permiten reconstruir nuestro hogar.
El oráculo
Todo estaba perfectamente estudiado, ésa y no otra era su tranquilidad. Sería un mártir, un apóstol, y como buen hombre de fe debería aceptar su destino, por más que éste se vistiera de negro abismal. Así pues, dejó sobre su escritorio un sobre, con el sello de la institución: <<A la meva familia>>, rezaba en él, con una firma estampada en perfecta línea horizontal. "Endarrere aquesta gent tan ufana i superba", murmuraba entre dientes, mientas cerraba el portón y pensaba en la posibilidad de que quizá el oráculo jugó nuevamente con los sujetos para volverlos a engañar.
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