Etiquetas

viernes, 6 de noviembre de 2020

Mirall trencat

    Viste su traje de la suerte, aquél con el que emprendió tantos proyectos y que hoy le cubre del frío de la cola de espera a Cáritas. La niña marea los trozos desmenuzados de pollo empanado en el plato, mientras ve vídeos en YouTube, con la disputas de l@s tronist@s de turno de fondo. Come pipas de aguasal en el parque un tipo casi cuarentón, que sueña con la cola del paro, sin saber en qué puesto podrá tener la más mínima oportunidad. Una mujer espera en el supermercado su turno, pensando si alguna vez será madre o si es mejor seguir con lo suyo, paga con applepay, cambia la pista de audio y recuerda que ha de terminar su plan de desarrollo esa misma tarde. Un payaso de flequillo plateado grita con estruendo que volverá a ser grande otra vez, mientras carga su arma de balines. Un delfín queda atrapado en una red, mientras el hombre de las nieves declara que se jubila. Ya no caben dos jazmines en una misma maceta, aunque si cabe un silencio en un ascensor lleno de personas que se escupen por Twitter o revisan imágenes que han de colgar en Instagram. 

    Pero no nieva, en una ciudad en la que nadie dice nada a la cara, en la que nadie duerme con nadie, en la que sobran los maestros de las llaves y faltan las cerraduras que forzar. Una muchacha se parapeta en su gorro de lana blanca de alpaca de las cuatro gotas de agua-nieve que la manosean, mientras el dueño del colmado de la esquina piensa que si tuviera armas en su haber no se atreverían esos maleantes a robarle una vez más. Un concienzudo pensador apaga su cigarrillo, entre tanto, sueña con el devenir del oso polar. El periodista más querido por los lectores opina sobre un virus mortal, que acerca al ser humano a su final. Un fanático le grita a la tele que su estrella ya no corre, ya no siente al club, aunque no duda en comprar por Amazon una camiseta con su dorsal. El chico responsable rompe el cristal en el que se miran los solitarios, que lo lapidan sin piedad alguna antes de marchar. Un perro curioso hociquea los restos, mientras alguien lo hace viral. Las hojas de los álamos amarillean los parques donde una señora practica sus asana con cierta dificultad. 

    Un vagabundo recoge un libro de la basura, dice que se llama "Mirall trencat"; lo invita a una copa de vino y se ponen a charlar. La parca se suma a la velada, con ganas de apostar. Un saco de criptomonedas sobre la mesa. La copa de vino cae y el libro gana la apuesta.