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domingo, 5 de abril de 2020

Pagafantas


Y se rio. Sin duda fue una mala idea. En cualquier otro contexto esa sonrisa le hubiera parecido una ambrosía estallando en su pecho; pero no esta vez. Sintió un hachazo que desde las entrañas le partía el espinazo en dos. Y así, quebrado, la acompañó a casa como tantas otras veces.

-          Ya estamos. ¿Amigos? – Y recibió dos besos que sonaron como dos carcajadas.

Partió nuestro Odiseo, sin una Penélope que añorar. Y se sirvió una copa de vino nuestra Circe, sentada victoriosa en su sofá dispuesta a ver una serie, mientras le escribía a su ex por WhatsApp: <<Te echo de menos>>. Una lágrima perdida resbaló por su mejilla.

4 comentarios:

  1. ¡Hola, Daniel!
    Ando algo apartada del blog, aunque no me gusta dejar a nadie sin devolverle la visita y más aún cuando es la primera vez que me deja su huella, como ha ocurrido contigo. Por consiguiente he venido a leer tu entrada.
    ¡Qué curioso! este personaje de Pagafantas no lo conozco, aunque Wikipedia me ha ayudado a descubrirlo.
    Has manejado bien la intriga hasta lograr un buen giro al final, que le da ese contraste dramático a la historia.
    Un cordial saludo y mucho ánimo para superar toda esta complicada situación que atravesamos.

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  2. Un placer verte por estos lares Estrella, y más sabiendo que son tiempos complicados. Agradezco mucho tu comentario y las observaciones que me trasladas. Nos leemos en las redes!
    Un cordial saludo y mucha energía para estos tiempos de incertidumbre.

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  3. Bonito relato. Es la vida del pagafantas, mucho esfuerzo y poca recompensa.
    Saludos.

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